Gustavo Petro denunció el retiro de armas presidenciales tras una orden oficial del gobierno de Estados Unidos, generando preocupación sobre la soberanía nacional.
La Embajada estadounidense solicitó la devolución inmediata de 150 armas, incluyendo fusiles y un sistema antidrones, usados en el Palacio de Nariño.
El equipo estaba bajo comodato en manos del Batallón Guardia Presidencial. Petro calificó la situación como “indigna” y cuestionó la dependencia militar.
Durante una ceremonia oficial, el presidente afirmó que el Palacio quedó desarmado, lo que plantea dudas sobre la seguridad nacional.
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La Policía Nacional también fue afectada por la medida, perdiendo parte de sus equipos de protección asignados por Estados Unidos.
El retiro de armas presidenciales fue asumido por el Batallón sin apoyo extranjero, según confirmó el mandatario colombiano.
El Ministro de Defensa, Pedro Sánchez Suárez, remitió el caso a la Cancillería para su tratamiento diplomático.
Este hecho reabre el debate sobre autonomía militar y relaciones bilaterales entre Colombia y Estados Unidos.
Petro insistió en que la seguridad presidencial debe depender exclusivamente de recursos nacionales, sin injerencias externas.
La decisión estadounidense genera tensión institucional y podría influir en futuras políticas de defensa en Colombia.
Radio Miraflores/RDN





