El cielo marabino se iluminó con 1500 drones, mientras gaiteritos celebraban el legado de Astolfo Romero con profunda emoción.
Más de 1600 niños de 75 escuelas participaron en el concierto. Así, la tradición zuliana se fortaleció con talento joven y un despliegue tecnológico sin precedentes.

Endri Méndez, presidente de Gaiteros de Corazón, explicó que los niños entre 6 y 17 años se forman con disciplina, pasión y amor por la gaita junto a 1500 drones.

La plazoleta de la Basílica de Chiquinquirá se llenó de aplausos. Además, las voces infantiles interpretaron quince temas emblemáticos de “El Parroquiano” con orgullo.
Un cielo marabino vibró con 1500 drones y gaiteritos
Las imágenes de Santa Carmen Rendiles, San José Gregorio Hernández y la Virgen de Chiquinquirá brillaron en el cielo, junto al rostro de Astolfo Romero.
El alcalde Giancarlo Di Martino afirmó que este acto representa paz y unidad. Por ello, anunció que buscarán el Récord Guinness en la próxima edición. 1500 drones

La réplica sagrada de la Virgen salió de su nicho. De esta manera, se acercó a los feligreses, generando una atmósfera de fe y emoción colectiva.
El gobernador Luis Caldera, junto a autoridades regionales, acompañó la velada. Así, se reafirmó el orgullo zuliano y la fuerza cultural que emana desde Maracaibo. 1500 drones
Astolfo Romero hijo expresó su gratitud por el homenaje. Además, destacó el amor del pueblo zuliano hacia el legado musical de su padre, ícono de la gaita.
Este espectáculo visual y sonoro se repetirá el domingo 9 de noviembre. Por tanto, más familias podrán disfrutar de esta experiencia única y profundamente emotiva.
La Fundación Nacional Gaiteros de Corazón reafirma su compromiso con la formación artística. En consecuencia, sembrar valores y talento es su misión principal.
La noche fue cálida y llena de esperanza. Tecnología y tradición se unieron para rendir tributo a la identidad venezolana y su música ancestral. 1500 drones
Maracaibo demostró que puede liderar eventos de alto impacto cultural. Gracias a su organización impecable, conectó generaciones a través de la gaita.

Este homenaje dejó una huella imborrable. Finalmente, la fe y la música lograron iluminar el cielo y el corazón de miles de asistentes.






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