Durante la sesión ordinaria del martes, la Asamblea Nacional declaró persona non grata a Kamla Persad-Bissessar, primera ministra de Trinidad y Tobago, por razones diplomáticas.
La decisión fue aprobada por unanimidad, en respaldo a la denuncia del presidente Nicolás Maduro sobre la suspensión de acuerdos gasíferos con ese país caribeño.
El presidente del Parlamento, Jorge Rodríguez, calificó la medida como un acto de soberanía, dignidad y defensa de la independencia venezolana frente a presuntas agresiones externas.
La declaración de persona non grata a Kamla Persad-Bissessar marca un giro en las relaciones bilaterales con Trinidad y Tobago
Rodríguez acusó a Persad-Bissessar de apoyar maniobras militares estadounidenses en el Caribe, lo que considera una amenaza directa contra Venezuela y su estabilidad regional.
El buque USS Gravely atracó recientemente en Puerto España, realizando ejercicios conjuntos con fuerzas trinitenses, lo que encendió las alarmas en Caracas.
La Asamblea Nacional también respaldó la ruptura del acuerdo energético bilateral, argumentando que no se puede beneficiar a un país que actúa como agresor.
La diputada Iris Varela presentó el proyecto de acuerdo sobre persona non grata a Persad-Bissessar, fundamentado en el artículo 111 del Reglamento Interior y de Debates del Parlamento venezolano.
Rodríguez enfatizó que Venezuela mantiene respeto y afecto por el pueblo trinitense, diferenciando entre gobierno y ciudadanía en su postura oficial.
Esta declaración se enmarca en una creciente tensión geopolítica, donde Venezuela denuncia una “guerra por el petróleo” promovida desde Washington.
El oficialismo sostiene que estas maniobras buscan desestabilizar al gobierno de Maduro, utilizando aliados regionales como plataformas de presión.
La medida de persona non grata a Persad-Bissessar ha generado reacciones mixtas en redes sociales, donde algunos celebran la firmeza diplomática y otros temen un aislamiento internacional.
Venezuela insiste en su Diplomacia de Paz, pero advierte que no tolerará provocaciones ni acciones que comprometan su soberanía territorial.
Este episodio invita a reflexionar sobre el papel de los acuerdos internacionales y la necesidad de preservar la paz en el Caribe.
La comunidad internacional observa con atención, mientras Caracas reafirma su postura frente a lo que considera una amenaza encubierta.

 
 







