El presidente colombiano Gustavo Petro condenó el uso desproporcionado de la fuerza tras un ataque estadounidense en aguas internacionales que dejó catorce muertos cerca de Colombia.
Durante una operación militar, Estados Unidos bombardeó cuatro embarcaciones presuntamente vinculadas al narcotráfico, generando una ola de críticas en América Latina y el Caribe.
Petro calificó los hechos como “asesinatos” y acusó a Washington de violar tratados internacionales, exigiendo respeto por el derecho de gentes y la soberanía regional.
Aunque el secretario de Guerra, Pete Hegseth, defendió la acción como parte de la lucha antidrogas, los gobiernos de Colombia y Venezuela expresaron profunda preocupación.
Desde septiembre, la administración Trump ha intensificado operaciones en el Caribe y el Pacífico, dejando más de sesenta muertos en ataques similares.
El uso desproporcionado de la fuerza genera tensiones diplomáticas en América Latina
La frase “uso desproporcionado de la fuerza” se ha convertido en el eje del debate sobre la legalidad de estas ofensivas militares en aguas internacionales.
Petro advirtió que si América Latina no se une contra la arbitrariedad, seguirá siendo paria en el escenario internacional, sin voz ni defensa efectiva.
Venezuela solicitó al Consejo de Seguridad de la ONU investigar los ataques, alegando que representan una amenaza directa para la paz regional.
El ministro Vladimir Padrino López aseguró que cualquier operación encubierta de la CIA en Venezuela fracasará, como ha ocurrido en intentos anteriores.
Mientras tanto, la inclusión de Petro y su familia en la lista OFAC ha tensado aún más las relaciones bilaterales entre Colombia y Estados Unidos por el uso desproporcionado de la fuerza.
La narrativa oficial estadounidense insiste en que estas acciones buscan frenar el narcotráfico, pero los gobiernos afectados denuncian motivaciones geopolíticas ocultas.
En este contexto, líderes latinoamericanos enfrentan el dilema de permanecer en silencio o alzar la voz ante lo que consideran una agresión sistemática.
La comunidad internacional observa con atención, mientras crece el llamado a revisar los protocolos de intervención militar en zonas compartidas.
Este episodio de uso desproporcionado de la fuerza plantea una reflexión urgente sobre el equilibrio entre seguridad global y respeto por los derechos humanos en tiempos de conflicto.

 
 







