Oval Peralta, transportista público, llegó a la larga cola de una estación de servicio en La Bandera, al suroeste de Caracas, a las 9:00 pm del domingo 16 de mayo. En el vidrio del parabrisas tenía escrito el número 112. A las 10:30 am del día siguiente era el penúltimo. Ya tenía, pues, más de 12 horas esperando para llegar a repostar apenas los 70 litros de gasolina que estaban suministrando en la bomba, que le rinden para hacer apenas cuatro vueltas de la ruta que cubre de San Martín a Petare. «Ya el miércoles (dos días después) tengo que volver a hacer cola», dijo.
La escasez tanto de gasolina como de diésel se recrudece casi un año después de que la administración de Nicolás Maduro aplicara, desde del 1º de junio de 2020, un esquema de distribución y suministro de combustibles con el que puso fin a décadas de subsidio. El plan anunciado consistió en vender gasolina en 200 estaciones de servicio a un precio de 0,50 dólares por litro y en el resto a 5.000 bolívares, con un límite de suministro mensual de 120 litros por vehículo y 60 litros para las motos. eso sí, había que inscribirse en el sistema patria.
«Yo no soy chavista ni opositor -deja claro el camionetero- pero lo que hizo Maduro fue una estupidez y una mamadera de gallo que no sirve y que se ha prestado para que venga la robadera. Por más litros tienes que dar más dinero a quien sea para que te terminen de llenar todo el tanque. Te lo ponen difícil para que te desesperes y sueltes la plata por echar un chorro adicional de gasolina. Ahora quién saca a esos colectivos apoderados de cada bomba».
Ricardo, también transportista público, había llegado a la cola el día anterior. A las 8:00 pm se fue a su casa y su hermano se quedó en la camioneta hasta las 7:00 am, cuando él regresó. Le habían escrito el número 106 en el parabrisas. Su rostro denotaba cansancio y frustración luego de pasar horas en una cola para acceder a apenas 70 litros, que no llenan ni la mitad del tanque de la unidad, que tiene una capacidad de 160 litros.
«A veces el bombero le echa unos litros más a uno y uno le regala algo, porque 70 litros alcanzan para tres vueltas y media. En cada una uno gasta 20 ó 22 litros. Tengo que hacer cola dos veces a la semana. Hoy trabajo un poco en la tarde y mañana en la mañana para en la noche volver a hacer la cola», relata el conductor, quien cubre la ruta Turmerito – San Luis.
«La situación ha empeorado en relación a los últimos meses al menos en la capital», dijo a TalCual el economista y experto petrolero Luis Oliveros.
La crisis de los combustibles es consecuencia, primero, de la destrucción de la otrora ejemplar industria petrolera nacional y, en segundo lugar, de las sanciones tomadas por el gobierno de EEUU que, lejos de lograr su objetivo de sacar a Nicolás Maduro del poder, lo han atornillado, dándole además elementos a su discurso para excusar la crisis humanitaria que enfrenta el país desde 2013, mucho antes de las primeras medidas estadounidenses impuestas en 2017.
Oliveros explica que la escasez de gasolina se ha agravado en mayo debido a que Pdvsa ha priorizado la producción de diésel, combustible indispensable para las actividades de todos los sectores productivos del país, los cuales han alertado una pronta paralización económica si no se cuenta con el suministro necesario. «Esto ha hecho que la producción de gasolina esté bastante inconstante. Y conforme la economía se mueva un poco más la demanda energética aumentará y, con esto, la brecha».
En abril, Maduro informó que el país ha logrado «un buen nivel de recuperación» de la producción de diésel pese a «las duras sanciones de Estados Unidos que afectan la industria petrolera». Ordenó a los ministros de Agricultura Productiva y Tierras, Wilmar Castro Soteldo, y de Petróleo, Tareck El Aissami, desarrollar un plan de 60 días para regularizar el suministro de diésel para productores y trabajadores del campo.
Sin embargo, a mediados de mayo los niveles de los inventarios de los productores agropecuarios para llevar a cabo las labores durante el ciclo de invierno seguían siendo ínfimos, situación que ha mantenido parada entre 80% y 85% de la maquinaria y equipos del campo, de acuerdo con gremios del sector primario.
Tal Cual