El aprendizaje espiritual en la infancia comienza con el ejemplo. Los hijos observan con atención las acciones de sus padres y de los adultos en general, por lo tanto, leer la Biblia, orar, pedir perdón o valorar el conocimiento de la Palabra trasmite una fe autentica.
Usar recursos centrados en Cristo
Al seleccionar materiales como Biblias infantiles o libros devocionales, es importante que presenten la historia de la redención de forma clara y accesible.
Cada lectura de la Biblia debe apuntar a Cristo como eje central, mostrando que toda la Escritura señala al Salvador. Si no se cuenta con estos recursos, las historias pueden adaptarse al lenguaje del niño, manteniendo la fidelidad doctrinal y fomentando la reflexión conjunta.
Enseñar a los hijos a orar
La oración es una disciplina espiritual fundamental en la formación cristiana. Incluir a los hijos en momentos de oración personal y comunitaria les enseña que pueden comunicarse con Dios en todo tiempo. La instrucción bíblica de 1 Tesalonicenses 5:17 es clara:
Orar con los hijos, por ellos y enseñarles a clamar por ayuda, consuelo y dirección fortalece su confianza en Dios como refugio constante.
Formar espiritualmente a los hijos no requiere perfección, sino disposición. Cada paso, cada oración, cada momento de lectura compartida es una oportunidad para sembrar verdades eternas en sus corazones. La tarea no siempre será sencilla, pero con paciencia, oración y dependencia de Dios, es posible guiarles en el conocimiento del Señor.
Que esta etapa de la maternidad y paternidad se convierta en un medio de gracia, donde cada enseñanza también nos transforme, y donde el vínculo con nuestros hijos sea fortalecido por la fe que cultivamos en el hogar. La meta no es tener hijos perfectos, sino corazones rendidos que amen a Dios genuinamente.
Noticia Cristiana/RDN