Una mujer de 62 años de edad la atacaron el miércoles mientras se encontraba en un supermercado en el condado Lee, Florida, Estados Unidos, y el agresor es un adolescente de 18 años, quien la atacó con unas tijeras,y se la clavó en el cuello a la víctima, según lo explica la Policía de Fort Myers en un reporte actualizado.
De acuerdo con la información, el ataque no lo provocó la mujer, es decir ni la víctima y el atacante se conocían. El joven, identificado como Gabriel Salomon, lo acusan de intento de homicidio.
Las cámaras de seguridad del establecimiento mostraron que mientras la mujer recorría el pasillo de charcutería, el agresor fingía estar observando los productos de otro anaquel. Repentinamente, el sujeto se lanzó hacia ella, clavándole las tijeras en la parte trasera del cuello.
La víctima corrió hacia otro pasillo y el agresor buscó una botella de vino. Acto seguido siguió a la mujer y le lanzó la botella a la cara. En consecuencia, ella empujó su carrito de compras y se cubrió el rostro con las manos para evitar el impacto de la botella. Sin embargo, en lugar de disuadirlo, el hombre corrió a toda velocidad hacia la víctima, pero otros compradores intervinieron. Primero uno interpuso su carrito para evitar que el agresor alcanzara a la mujer. Después, otra persona lo derribó al suelo y lo retuvo hasta que llegaron los empleados del supermercado.
Agentes de seguridad acudieron al lugar y trasladaron a la víctima a un centro de asistencia médica. Se encontraba visiblemente traumatizada, dijo la Policía, luego que el adolescente atacó a la mujer con las tijeras. Por su parte, el agresor, al ver a los funcionarios, les pidió que lo arrestaran, aunque se negó a hablar hasta que estuvo en la patrulla.
Según el reporte, Salomon declaró después que “oía voces y tenía pensamientos extraños en la cabeza”. Estas supuestas voces le dijeron que debía ir a ese establecimiento y atacar a un cliente, pero “sin dañarlo”.
El hombre declaró que cometió la agresión para sentirse bien. El padre del agresor dijo que este lleva al menos dos años experimentando episodios de desvarío, pero que no tiene un diagnóstico mental y que tampoco toma medicación.
El Cooperante/RDN