La Cumbre internacional sobre la crisis de Gaza que acogerá Egipto el próximo sábado contará con la presencia del secretario general de la ONU, António Guterres, así como del responsable de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell.
Así lo informó la televisión estatal egipcia Al Qahera News, que confirmó además la participación del presidente de Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez, y del presidente francés, Emmanuel Macron, además del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.
También estarán presentes el canciller alemán, Olaf Scholz, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, el primer ministro británico Rishi Sunak, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás.
Hasta 31 países y tres organizaciones internacionales han confirmado su asistencia a la cumbre, que se realizará en la Nueva Capital Administrativa, una ciudad de nueva construcción impulsada por el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, ubicada en el desierto a unos 50 kilómetros de El Cairo.
Sudáfrica enviará a su presidente Ciryl Ramaphosa, mientras que también asistirán el emir de Catar, Tamim al Thani y el presidente de Irak, Mohamed al Sudani, entre otros muchos representantes de países árabes e islámicos.
El ministro de Exteriores egipcio, Sameh Sukri, confirmó en una rueda de prensa que Guterres será también otro de los participantes.
Esta reunión será el punto culminante de una semana de intenso trabajo diplomático para intentar contener el conflicto en la Franja de Gaza que comenzó el pasado día 7 con un ataque del brazo armado del grupo islámico Hamás sobre territorio israelí que dejó cerca de 1.400 muertos, en su mayoría civiles.
La represalia indiscriminada del Estado judío sobre el enclave palestino, que ha causado cerca de 4.000 muertos, y las presiones para desplazar a gran parte de sus 2,2 millones de habitantes ha despertado la indignación y la rabia del mundo árabe.
La visita a Israel el miércoles del presidente de los EE.UU., Joe Biden, parece haber levantado la negativa israelí para permitir el acceso de ayuda humanitaria, otro de los puntos que ha desatado la furia de los países de la región.