Todos los 11 de noviembre, la zulianidad entera y el mundo del béisbol celebran el Día de Luis Aparicio Montiel, único pelotero venezolano integrante del Salón de la Fama del béisbol de Grandes Ligas en Cooperstown, Estados Unidos, por lo cual Venezuela entera está de fiesta.
Más allá del mero cliché de hacer mención de este día importante para el deporte nacional, RDN trae una conversación con una persona íntimamente vinculada con el excelso pelotero en la cual hace algunas revelaciones que muchos hasta ahora desconocen sobre características muy particulares de Aparicio.
Para esta edición, se ha preparado una ceremonia organizada en el estadio «Papa Juan», que tiene como hora de inicio las 10:00 de la mañana y que contará con este invitado de lujo: Antonio Charles, trainer de postín y amigo incondicional de Luis Aparicio, que lo acompañó desde sus primeros contactos con el béisbol y trabajó con él en su era de técnico en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional.


En una entrevista especial realizada para el portal BravoSport, Charles recordó vivencias con el más grande beisbolista de nuestro país: «Yo conocí a Luis desde que él le empezó a agarrar rollings en el estadio Alejandro Borges a los peloteros que le bateaban a modo de práctica».
Charles es un veterano del béisbol que cuenta hoy con 87 años, tres menos que su amigo Luis, de quién guarda valiosos recortes de periódicos con reportes y crónicas sobre sus mejores hazañas.
Charles, es un licenciado en administración que se especializaría luego en técnicas de fisioterapia y comenzó a trabajar con Pedro Padrón Panza, propietario en aquellos años de Tiburones de La Guaira, como asistente del equipo escualo por recomendación directa de Luis Aparicio.
Detalles reveladores

Este contrato marcaría el sello de una amistad con Aparicio, que ya venía en progreso y se volvió incondicional por el resto de los años, aun cuando el pelotero se mudó a Barquisimeto en 1984 y Charles siguió en Maracaibo.
La incorporación de Aparicio como mánager a las Águilas del Zulia afianzó esta amistad y desde allí Charles, convertido en un reconocido trainer, pasó a ser el preferido de Luis.
Totalmente lúcido y en plenitud de condiciones, el paisano de Luis Aparicio relató buena parte de lo que vivió al lado de su amigo.
No es mucho lo que contó del pelotero que no se haya dicho, no tanto porque no exista, sino porque es muy respetuoso del modo de ser del exgrandeliga al que le guarda absoluta fidelidad, a pesar del paso de los años.
«Luis tiene tanta historia que hasta le han escrito libros, pero en esos libros no está todo lo que ha sido su vida. Además que en algunos hay datos erróneos», aclaró Charles sin hacer especificaciones.
«Luis -prosigue el trainer- era un hombre demasiado disciplinado, vertical, puntual y exigente. Solo los que llevábamos su ritmo de trabajo, cumplíamos su estricto orden, nos mantuvimos a su lado. Yo fui uno de ellos y nos apartamos, porque las circunstancias así lo decidieron, nunca por una falta mía a su mandato».

Dice que a Aparicio no le gustaban las adulaciones y evitaba rodearse de quiénes solían practicar tal costumbre: «De allí viene un poco esa fama que tiene Luis de parecer una persona difícil. No era así, es que se cuidaba de los aduladores».
Tampoco solía conversar de béisbol todo el tiempo. «Hablar de béisbol tenía su momento y no le gustaba cuando le preguntaban algo relativo fuera de ese momento».
Agrega que tampoco simpatizaba mucho con algunos políticos y rememora que, de hecho, una situación vinculada con esta actividad provocó su mudanza de Maracaibo a Barquisimeto.
Sin dar detalles, Charles afirma: «Aparicio se fue de aquí cuando nombraron gobernador a Ángel Zambrano, en 1984, por una situación suscitada previamente entre ambos».
Entre las preferencias de Aparicio recuerda los amigos y sus reuniones en algunos lugares de la ciudad. «El restaurante los Porrones era una fija, eso sí, a las 7:00 de la noche dejaba el sitio y se iba a su casa. Nunca estaba en la calle más tarde de esa hora y no le importaba la jerarquía del acompañante para abandonarlo al llegar las 7:00».

En esta conversación con el periodista Luis Bravo, Charles recordó que Aparicio era muy fanático de la comida criolla: «Le gustaba mucho el chivo en coco, pero eso sí, comía mucho picante y eso lo llevó al hospital. Tuvieron que operarlo por una lesión en el estómago», añadiendo que la intervención fue en el hospital Clínico de Maracaibo.
Charles estará este lunes festejando con el béisbol zuliano la gloria de Luis Aparicio en su día, y aprovechó la cercanía de la fecha para enviarle saludos a su entrañable amigo al cual no ve desde que dejó de venir al Zulia a la entrega del Premio con su nombre al pelotero venezolano más destacado de las Grandes Ligas, todos los 18 de noviembre en el Día de la Chinita.
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Semblanza del más grande
El 11 de noviembre de cada año se celebra en el estado Zulia el Día de Luis Aparicio, por decreto de la Gobernación de esta entidad, para homenajear al primer y, hasta ahora, único venezolano exaltado al Salón de la Fama de la gran carpa.

El decreto, aprobado por las autoridades estatales en el 2011, rinde honor y reconoce la carrera del icónico campocorto por parte de la comunidad marabina y zuliana, seleccionando el 11 de noviembre debido al dorsal que utilizó el toletero zuliano durante toda su estancia en las Grandes Ligas.
El pelotero zuliano, de 90 años, disputó 18 temporadas en el mejor béisbol del mundo, militando en tres equipos: Medias Blancas de Chicago (dos veces), Orioles de Baltimore y Medias Rojas de Boston, escuadras que juegan en la Liga Americana.

El debut de Aparicio en las mayores se suscitó el 19 de abril de 1956, en un encuentro ante los Indios de Cleveland desarrollado en el Comiskey Park de Chicago; en aquella oportunidad, el nacido en Santa Lucía pegó un sencillo y fue participe de un doble play jugando a la defensiva.
En su temporada de novato, bateó 142 hits en 533 turnos, con un promedio de .266, tres jonrones, 56 carreras impulsadas y 69 anotadas.
En 1959 llegó a la Serie Mundial con Medias Blancas de Chicago, perdiendo en seis juegos ante los Dodgers de Los Ángeles.
Fue cambiado a los Orioles de Baltimore en 1963, novena con la que jugaría hasta el año 1968, ganando en el camino una Serie Mundial en 1966, barriendo a los Dodgers de Los Ángeles.

En 1967 regresa a los Medias Blancas de Chicago, disputando tres temporadas hasta 1970, cuando se muda a los Medias Rojas de Boston, el cual sería su último equipo en las mayores.
El 28 de Septiembre de 1973, el torpedero juega su último partido en la gran carpa ante Cerveceros de Milwaukee, conectando un sencillo y anotando una carrera. Tras la finalización de ese encuentro, Aparicio se retiró oficialmente del beisbol, culminando una brillante carrera de 18 temporadas en la MLB.

En cuanto a números, el infielder registró diez mil 230 turnos al bate, dos mil 677 imparables, siete mil 921 carreras remolcadas y mil 335 anotadas y promediando .262, destacando ofensivamente a pesar de ser reconocido mayoritariamente por su defensa.
En Maracaibo seguimos en deuda con don Luis Aparico Jr. ‘El Inmortal’ único venezolano en el Salón de la Fama de las Grandes Ligas, lugar al cual ingresar es infinitamente difícil y solo están los considerados mejores del mundo.
En Chicago, Aparicio Jr. tiene su estatua y su espacio que le dedicaron los Medias Blancas al considerarlo un héroe deportivo de esa ciudad. En Maracaibo, aún no tiene nada, porque, el estadio de béisbol y la estatua que se erige en él, es de su padre, Luis Aparicio Ortega ‘El Grande’ de Maracaibo, por lo cual, el Zulia le sigue quedando a deber.
Ernesto Ríos/CNP: 19.968/Con información de BravoSport