El expresidente Donald Trump ha dado un giro radical en su estrategia migratoria al invocar la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para acelerar la deportación de presuntos miembros del Tren de Aragua.
La medida surge luego de que un juez federal suspendiera temporalmente la deportación de cinco venezolanos.
En un documento publicado en la página web de la Casa Blanca, Trump justifica la acción argumentando que «autoridades venezolanas han cedido control a organizaciones criminales», lo que, según él, representa una «invasión depredadora» en Estados Unidos. La ley, utilizada por última vez en la Segunda Guerra Mundial contra ciudadanos de origen japonés, le permitiría al expresidente ordenar deportaciones sin necesidad de aprobación del Congreso.
La polémica medida no solo ha encendido el debate en la esfera política, sino que también ha desencadenado una oleada de demandas. La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) y Democracy Forward presentaron una acción legal en nombre de los cinco venezolanos afectados, argumentando que la interpretación de Trump contradice siglos de jurisprudencia. Mientras tanto, el Departamento de Justicia ha apelado la decisión del juez, asegurando que bloquear la orden pondría en riesgo la seguridad nacional.
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El panorama migratorio en EE.UU. se torna cada vez más incierto, con la posibilidad de que cientos de personas sean detenidas y deportadas bajo esta inédita aplicación de una ley de más de dos siglos de antigüedad. ¿Será esta la nueva arma de Trump en su cruzada contra la inmigración ilegal?
3ERAVOZ/RDN