La violencia contra mujeres migrantes vuelve a sacudir Chile tras el brutal asesinato de Rosannys Calle, una venezolana de 30 años y madre de dos hijos. Su cuerpo lo hallaron el sábado por la noche en su vivienda ubicada en el sector norte de Arica, con evidentes signos de agresión.
Según medios locales, la víctima recibió múltiples golpes en la cabeza con un martillo. La Policía de Investigaciones (PDI) confirmó que falleció en el lugar. El principal sospechoso es su expareja, un ciudadano chileno, quien quedó detenido mientras se desarrollan las diligencias correspondientes.
El Equipo Contra el Crimen Organizado y Homicidios (ECOH), liderado por el fiscal Rodrigo González, asumió la investigación. La PDI continúa realizando pericias para esclarecer la dinámica del crimen y confirmar la participación del detenido por la violencia contra mujeres migrantes.
Personas cercanas a Calle revelaron que el presunto agresor la había amenazado previamente. Este antecedente refuerza la hipótesis de feminicidio, una problemática que afecta especialmente a mujeres migrantes en situación vulnerable.
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Este caso ocurre apenas 22 días después del ataque contra Odalys Calderón, pediatra venezolana residente en Calama. A la víctima la encontraron con graves lesiones en su departamento y permanece internada en la UCI del hospital donde trabajaba.
La violencia contra mujeres migrantes en Chile
Ambos sucesos sobre la violencia contra mujeres migrantes han generado alarma entre organizaciones defensoras de derechos humanos, que exigen mayor protección para mujeres extranjeras en Chile. no solo deja víctimas físicas, sino también profundas heridas sociales.
En Arica, la comunidad venezolana expresó su dolor y pidió justicia para Rosannys. La tragedia ha reavivado el debate sobre la seguridad de mujeres migrantes y la necesidad de políticas públicas efectivas.
Mientras se espera el avance de la investigación, el caso de Rosannys Calle se convierte en símbolo de una lucha urgente. La violencia contra mujeres migrantes la tienen que enfrentar con firmeza y sensibilidad.
Chile enfrenta un desafío creciente: proteger a quienes llegan buscando una vida mejor. La historia de Rosannys no debe repetirse.





