La tensión aumenta en el Caribe luego de que Venezuela acusó una provocación militar en el Caribe, coordinada por la CIA y Trinidad y Tobago.
Delcy Rodríguez, vicepresidenta ejecutiva, informó que las autoridades capturaron a un grupo de mercenarios vinculados a un plan de desestabilización regional.
El comunicado oficial señala que Trinidad y Tobago realiza ejercicios militares bajo dirección y financiamiento del Comando Sur de Estados Unidos. provocación militar en el Caribe
Rodríguez responsabilizó al gobierno trinitense por entregar su soberanía y permitir operaciones militares extranjeras sin consulta regional.
La funcionaria reafirmó que Venezuela rechaza amenazas de gobiernos subordinados y que la FANB activó sus protocolos de defensa territorial.
Provocación militar en el Caribe desata tensión diplomática y movilización regional
Kamla Persad-Bissessar, primera ministra trinitense, fue acusada de convertir su país en una base militar encubierta al servicio de intereses estadounidenses.
Rodríguez advirtió que esta maniobra representa un riesgo grave para la paz regional, al fomentar conflictos en una zona estratégica y sensible.
La FANB reforzó la vigilancia marítima y coordinó acciones con cuerpos policiales y organizaciones populares en el eje costero venezolano.
Expertos en geopolítica advierten que estos ejercicios pueden escalar rápidamente si no se gestionan con transparencia y diálogo multilateral.
Mientras tanto, líderes civiles y religiosos pidieron prudencia para evitar una confrontación que afecte a millones de ciudadanos inocentes. provocación militar en el Caribe
El Caribe vuelve a convertirse en escenario de disputas entre potencias, con implicaciones que podrían alterar el equilibrio hemisférico.
Venezuela solicitó apoyo diplomático a organismos internacionales para frenar lo que considera una agresión encubierta y peligrosa.
La comunidad internacional sigue de cerca los acontecimientos, mientras aumentan los llamados a la paz, la soberanía y el respeto mutuo.
Más allá de las acusaciones, el momento exige responsabilidad política, comunicación efectiva y voluntad para evitar una escalada militar.
La provocación militar en el Caribe no debe justificar una guerra, sino impulsar la diplomacia y la unidad regional frente a intereses externos.








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