El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, dio inicio a la Asamblea anual de la ONU criticando las guerras que se están desarrollando en el mundo, como la de Ucrania y la de Gaza. Asimismo se refirió a la crisis climática y a la impunidad en cuanto a la violación de los derechos humanos, También cuestionó la desigualdad social, la discriminación y los abusos de género.
Guterres, dio las gracias al organismo global de 193 miembros por aprobar el pacto y abrir la puerta a que los países unan fuerzas para enfrentar desafíos como el cambio climático y la inteligencia artificial, conflictos en alza y la creciente desigualdad y pobreza, y así mejorar las vidas de los más de 8.000 millones de personas del planeta.
“Estamos aquí para recuperar al multilateralismo del borde del precipicio”, dijo. “Ahora nuestro destino común es avanzar en ello. Eso requiere no sólo acuerdo, sino acción”.
Durante su discurso subrayó que la creciente impunidad de algunos gobiernos y la falta de consecuencias ante violaciones de la Carta de las Naciones Unidas representan una amenaza significativa para la estabilidad global, “invadir otro país, devastar sociedades enteras o ignorar olímpicamente el bienestar de su propia población”. “Estamos en un purgatorio de polarización”, afirmó Guterres, refiriéndose a los conflictos y la falta de respeto por el derecho internacional.
“Hoy en día, un número cada vez mayor de gobiernos y otros se sienten con derecho a una carta que les permita salir de la cárcel gratis”, dijo en referencia al clásico juego de mesa Monopoly.
Conflicto Israel – Hamás
Ante esto dijo que esta actitud prepotente se encuentra en Oriente Medio, en el corazón de Europa y en el Cuerno de África, y se detuvo especialmente en Gaza, donde la guerra ya va a cumplir un año con un saldo devastador de 41.300 muertos palestinos. Ahí lanzó una pregunta a Israel (sin nombrarlo) y a la comunidad internacional sobre el futuro después de la guerra.
“¿Cómo puede aceptar el mundo el futuro de un Estado (Israel) que incluye un gran número de palestinos sin ninguna libertad, derechos ni dignidad?”, exclamó. Y cosechó una salva de aplausos cuando recordó que “nada puede justificar el castigo colectivo en Gaza”.
“La comunidad internacional debe movilizarse para lograr un alto el fuego inmediato, la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes y el inicio de un proceso irreversible hacia una solución de dos Estados”, comentó.
Y si en el pasado, durante la Guerra Fría, había líneas rojas y guardarraíles, “uno siente que no existen hoy, ni tampoco tenemos un mundo unipolar”, y definió el mundo actual como una especie de purgatorio “donde cada vez más países llenan los espacios de la división geopolítica y hacen lo que quieren sin rendición de cuentas”.
Sobre la desigualdad, recordó que “no es una cuestión técnica ni burocrática; en el fondo, es una cuestión de poder con raíces históricas”, y apuntó que en los últimos tiempos esto se ha agravado, pues de entre los 75 países más pobres del mundo, dos tercios están peor que hace cinco años; en este mismo periodo, los cinco hombres más ricos del mundo han duplicado sus fortunas.
Desigualdad
Guterres denunció la represión y la discriminación que sufren las mujeres en todo el mundo, destacando que “menos del 10% de los oradores del Debate General de esta semana son mujeres”.
“Parece que cada día nos enfrentamos a nuevos y espantosos casos de feminicidio, violencia de género y violación en grupo, tanto en tiempos de paz como en forma de arma de guerra”.
“En algunos países, las leyes se utilizan para amenazar la salud y los derechos reproductivos”, aseguró.
Denuncia hacia las riquezas del mundo
Un 1 % de habitantes del mundo poseen el 43 % de los activos financieros del planeta y, sin embargo, en muchos países los gobiernos dan regalos fiscales a grandes empresas y a los ‘ultrarricos’ que van en detrimento de inversiones en salud, educación o protección social, criticó Guterres en lo que pareció una alusión velada a Estados Unidos.
Y “los que tienen poder político y económico, y los que creen tenerlo, son siempre reacios al cambio”, pero a ellos les recordó que “si no hay reformas, la fragmentación es inevitable, y las instituciones globales perderán legitimidad, credibilidad y eficacia”.
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