«Me di cuenta de que no soporto la soledad y de que, en algún lugar, hay un niño pequeño que también está solo, que necesita una madre, un hogar y todo lo que una familia puede ofrecer. Puedo dar amor y quiero cuidar de alguien», dice Olha, de Sumy, ciudad del noreste de Ucrania.
Justo al comienzo del ataque de Rusia contra Ucrania, en febrero de 2022, Olha perdió a su hijo Maksym, de 27 años, que defendía la ciudad portuaria de Mariúpol, en el mar de Azov. «Sé lo que significa estar sola. Si tuviera una gran familia, tendría apoyo», dice.
Tras el funeral de su hijo, decidió adoptar una niña, ya que un niño le habría recordado a Maksym. Presentó todos los documentos necesarios a las autoridades competentes y le concedieron el permiso de adopción. Después, completó la formación estatal y ahora lleva un año esperando. «Hay muchos niños en los orfanatos, pero no todos pueden ser adoptados. No es fácil, cuando ya tienes el corazón puesto en una hija, tienes que buscar libros y muñecas y esperar. Pero aún no sabes cómo será la niña», dice la mujer.
Tiempo de espera para una adopción
En el primer año de invasión rusa, el número de adopciones en Ucrania cayó inicialmente, dice Vasyl Luzyk, jefe del Servicio Social Nacional. En 2022, los ucranianos adoptaron 752 niños. Sin embargo, pronto la cifra volvió a aumentar: 925 adopciones en 2023 y casi 600 en el primer semestre de 2024.
Uno de los niños adoptados es Bohdan, de tres años. Lleva quince días viviendo en Lviv, en el oeste de Ucrania, con Tatyana y su marido, que tienen dos hijos biológicos: uno de 14 y otra de 12 años. «Siempre quisimos ser una gran familia», dice la mujer, y añade: «Creo que así es como empiezan todas las historias de adopción».
El proceso de adopción de Bohdan duró nueve meses. Al igual que Olha, Tatjana apenas podía esperar a que las autoridades encontraran un niño para ella. Al mismo tiempo, empezó a buscar por su cuenta, utilizando una base de datos nacional de huérfanos, así como redes sociales, donde dio con un mensaje sobre Bohdan, que había sido evacuado de un orfanato de la región de Jarkiv a la de Ivano-Frankivsk. El chico conectó con ella desde el primer encuentro, recuerda la mujer. «Es juguetón, abierto y alegre», dice. La familia visitó a Bohdan durante varios meses y la pareja recibió finalmente el permiso del tribunal para adoptarlo.
Cambios en el procedimiento
Cuando comenzó la invasión rusa, Ucrania prohibió la adopción de niños ucranianos por extranjeros. El proceso de adopción era difícil incluso para los ucranianos, debido a las interrupciones en el trabajo de los tribunales y la administración. En el verano de 2022, «estos problemas remitieron», afirma Daria Kasyanova, de la oenegé «Ciudades de los Niños SOS de Ucrania», que se ocupa de huérfanos.
A causa de la guerra, no solo se trasladaron orfanatos enteros a regiones más seguras de Ucrania, sino que también hubo algunos niños evacuados al extranjero. Pero eso cambió en junio de este año.
«Los padres adoptivos querían que las cosas fueran más fáciles», dice Kasyanova. Su organización ofrece ayuda económica a las familias que quieren adoptar a un niño de un orfanato que haya sido evacuado al extranjero. Para ello, las familias tienen que conocer al niño por internet y luego visitarlo. «Casi 60 familias ya se han puesto en contacto con nosotros y hemos pagado viajes a varios países, entre ellos Polonia, Alemania, Turquía, Austria y Suiza», informa la mujer.
Sin embargo, según Kasyanova, no todos los países ven con buenos ojos el retorno de los niños a Ucrania y, a veces, incluso ralentizan el proceso por temor. «Incluso si los países están dispuestos a devolver a los niños, las organizaciones internacionales de derechos humanos intervienen y se preguntan si estos niños vivirán seguros».
Adoptar huérfanos, que a menudo sufren discapacidades, traumas psicológicos y trastornos del desarrollo, supone un paso de una responsabilidad extrema, subraya Natalia Ibrahimova, directora del Centro Regional de Servicios Sociales de Kiev, que ha visto en ocasiones cómo los padres han devuelto a un niño adoptado porque se sentían abrumados.
Según Ibrahimova, estos casos podrían aumentar tras el fin de la guerra por otros motivos. Según sus observaciones, algunas personas abusan de las adopciones para obtener el estatus de familia numerosa con tres o más hijos, con el fin de evitar la movilización o poder abandonar el Ejército. «De 100 candidatos, sólo el 40 por ciento quiere realmente tener hijos», afirma. Durante las sesiones de formación, los psicólogos suelen reconocer las verdaderas intenciones de los padres adoptivos.